Doctores contra la esclerosis múltiple



La EM es una enfermedad autoinmune, es decir, el propio organismo ataca a la envuelta de mielina como si fuese algo extraño, una sustancia invasora, un agente infeccioso. Las neuronas con la mielina dañada no pueden conducir bien los impulsos nerviosos y de
ahí vienen todos los problemas. El nombre viene porque aparecen en muchos lugares del cerebro, placas o cicatrices, especialmente abundantes en donde más mielina hay, en la sustancia blanca que tiene ese tono más pálido precisamente por la abundancia de esta sustancia grasa.


Como en muchas enfermedades y trastornos del organismo tenemos modelos animales para la esclerosis múltiple. Son roedores, ratones normalmente, que tienen algo muy parecido a esa enfermedad. Podemos así aprender más sobre su origen, desarrollo, evolución y también probar medicamentos y terapias en el ratón para estar seguros sobre su seguridad y eficacia antes de pasar a hacer estudios en voluntarios humanos.
En los años 2009 y 2011 se han producido dos noticias excepcionales, esperanzadoras, en relación con la esclerosis múltiple.
En 2009, el grupo de investigación del Dr. Richard Burt de la Northwestern University consiguió revertir el proceso de la enfermedad utilizando células madre. Puesto que es un proceso progresivo en el cual el sistema inmunitario, nuestro sistema de defensa, ataca al propio organismo, la solución fue destruir el sistema de defensa. En condiciones normales, eso significaría la muerte de la persona por cualquier infección, salvando todas las distancias, lo que sucede en los llamados “niños burbuja”, que no pueden estar expuestos al medio externo.
Pero puesto que las células madre pueden reconstruir todo el sistema inmunitario, lo que hizo el Dr. Burt y su equipo fue extraer unas células madre de la médula ósea, destruir el sistema inmunitario, recolocar las células madre y dejar que éstas formen un nuevo sistema inmunitario. De esta manera, estamos “reseteando” el sistema inmune, transformándole en uno nuevo que no se ha equivocado tratando a la mielina como un agente extraño al que destruir. La buena noticia es que el experimento funcionó (17 de 23 pacientes estudiados mejoraron y los otros 6 se mantuvieron estables). La mala noticia es que tiene que hacerse en las primeras fases de la EM antes de que el daño neuronal sea grave. En palabras del Dr. Burt “No vale de nada cerrar la puerta del establo si el caballo ya se ha escapado.”
En el 2011 se ha encontrado que las personas con EM tienen niveles anormalmente bajos de un tipo de molécula, los neuroesteroides. Los neuroesteroides ayudan a las células nerviosas a comunicarse, a crecer y a repararse. Son moléculas existentes en el cerebro. No son los esteroides que normalmente asociamos con dopaje, “musculitos” o con los que se usan para problemas del sistema inmune como los corticosteroides.
Al estudio se ha llegado siguiendo una pista nueva. En las clases de biología del instituto nos cuentan que el ADN (los genes) se lee, se transcribe en forma de otra molécula, el ARN, que es el que sale del núcleo de la célu. Ese ARN explica cómo deben ser las proteínas que se van a construir. En el ADN reside la herencia y es nuestro libro de instrucciones para hacer cualquier cosa en el organismo. Las proteínas son los elementos funcionales, las verdaderas máquinas de las células. Así, el ARN era el elemento con menos glamur e importancia, era una especie de intermediario, de vida corta y poco interés. Sin embargo, el Dr. Chris Power, un médico de la Universidad de Alberta estudió un tipo pequeño de ARN, los llamados micro ARNs. Estos ARNs son mucho más importantes de lo que se pensaba anteriormente porque intervienen en qué genes se expresan y cómo lo hacen.
El estudio en los pacientes con EM ha demostrado que las personas afectadas tienen unos niveles reducidos de un neuroesteroide, la alopregnanolona (3α-hidroxi-5α-pregnan-20-ona o 3α,5α-tetrahidroprogesterona). De investigaciones anteriores se sabía que esta molécula era importante para la función cerebral, en particular para la comunicación entre las células nerviosas, era ansiolítica y anticonvulsionante e intervenía en la neurogénesis y en la reparación de las vías dañadas.
El dato más esperanzador es que dando alopregnanolona a ratones con EM se reduce la inflamación en el cerebro y mejora la comunicación entre las células nerviosas y se reducen los síntomas anómalos en el comportamiento de estos ratones.
Un punto interesante es que algunos neuroesteroides están siendo probados ya en ensayos clínicos para trastornos psiquiátricos y la enfermedad de Alzheimer y neuroesteroides artificiales (ganaxolona, un análogo de la alopregnanolona) están ya siendo testados en personas con epilepsia por lo que ya tenemos mucha información previa y se podrá avanzar con más rapidez y, quizá, dar a las personas con EM la noticia que estaban esperando desde el día que les comunicaron el diagnóstico: que una cura puede ser posible.

En el 2011 se ha encontrado que las personas con EM tienen niveles anormalmente bajos de un tipo de molécula, los neuroesteroides. Los neuroesteroides ayudan a las células nerviosas a comunicarse, a crecer y a repararse. Son moléculas existentes en el cerebro. No son los esteroides que normalmente asociamos con dopaje, “musculitos” o con los que se usan para problemas del sistema inmune como los corticosteroides.
Al estudio se ha llegado siguiendo una pista nueva. En las clases de biología del instituto nos cuentan que el ADN (los genes) se lee, se transcribe en forma de otra molécula, el ARN, que es el que sale del núcleo de la célu. Ese ARN explica cómo deben ser las proteínas que se van a construir. En el ADN reside la herencia y es nuestro libro de instrucciones para hacer cualquier cosa en el organismo. Las proteínas son los elementos funcionales, las verdaderas máquinas de las células. Así, el ARN era el elemento con menos glamur e importancia, era una especie de intermediario, de vida corta y poco interés. Sin embargo, el Dr. Chris Power, un médico de la Universidad de Alberta estudió un tipo pequeño de ARN, los llamados micro ARNs. Estos ARNs son mucho más importantes de lo que se pensaba anteriormente porque intervienen en qué genes se expresan y cómo lo hacen.

El dato más esperanzador es que dando alopregnanolona a ratones con EM se reduce la inflamación en el cerebro y mejora la comunicación entre las células nerviosas y se reducen los síntomas anómalos en el comportamiento de estos ratones.
Un punto interesante es que algunos neuroesteroides están siendo probados ya en ensayos clínicos para trastornos psiquiátricos y la enfermedad de Alzheimer y neuroesteroides artificiales (ganaxolona, un análogo de la alopregnanolona) están ya siendo testados en personas con epilepsia por lo que ya tenemos mucha información previa y se podrá avanzar con más rapidez y, quizá, dar a las personas con EM la noticia que estaban esperando desde el día que les comunicaron el diagnóstico: que una cura puede ser posible.
Los norteamericanos hacen una cosa inteligente que es poner cara a las enfermedades, explicar el caso de personas conocidas que pasan por esa situación para hacerla más visible ante la sociedad y reforzar nuestra solidaridad.
Javier Artero es un futbolista formado en las categorías inferiores del Real Madrid y que jugó en el Málaga. Tuvo que dejar el fútbol a los 26 años, al diagnosticársele una EM y según mis cuentas tiene 36 años ahora y todo el derecho a una vida larga, productiva y feliz. Miquel Martí i Pol, un gran poeta catalán también fue diagnosticado de EM.
Otra persona conocida es Richard Pryor, un actor cómico negro que hacía unas películas malísimas. Pryor que había llegado a rociarse el cuerpo con ron y prenderse fuego en un episodio de psicosis inducida por la cocaína tuvo que dejar las drogas al recibir el diagnóstico y dijo “agradezco a Dios que me haya mandado esta mierda de la esclerosis múltiple para salvarme la vida.” Buscaba como dar un toque de ternura a esta historia, hoy dedicada a esa lucha entre la enfermedad y los científicos, y encontré que cuando Pryor empezó su carrera en un club de Nueva York llamado Village Gate tenía unos enormes ataques de ansiedad antes de actuar. Nina Simone, la cantante de soul de la voz dulce y activista de los derechos humanos, era la estrella del show y fue la que le ayudó a superarlo. Ella cuenta lo que pasaba cuando Pryor tenía que salir al escenario


“Temblaba como si tuviera malaria, de lo nervioso que estaba. No pude aguantar verle tiritando así que le rodee con mis brazos en la oscuridad y le mecí como un bebé hasta que se calmó. La siguiente noche pasó lo mismo y la siguiente, le acunaba cada vez”

Para leer más:
- Burt RK, Loh Y, Cohen B, Stefoski D, Balabanov R, Katsamakis G, Oyama Y, Russell EJ, Stern J, Muraro P, Rose J, Testori A, Bucha J, Jovanovic B, Milanetti F, Storek J, Voltarelli JC, Burns WH (2009) Autologous non-myeloablative haemopoietic stem cell transplantation in relapsing-remitting multiple sclerosis: a phase I/II study. The Lancet Neurology 8(3): 244-253.
- Noorbakhsh F, Ellestad KK, Maingat F, Warren KG, Han MH, Steinman L, Baker GB, Power C. (2011) Brain 134(9): 2703-2721.
- Paddock, C. (2011) Brains Of MS Patients Lack Neurosteroids, The Discovery May Open New Route To Treatment. Medical News Today http://www.medicalnewstoday.com/articles/234921.php
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