La disfunción eréctil es un padecimiento que se define como la incapacidad para mantener una erección suficiente para sostener una relación sexual, también se conoce como impotencia. En la mayoría de los casos, esta enfermedad se asocia a la edad, afecta en especial a los hombres después de los 40 años de edad. La Organización Mundial de la Salud señala que 52% de los varones de entre 40 y 70 años enfrenta este problema.
Este padecimiento tiene como síntoma único, la falta de una erección suficiente para mantener una relación sexual
El 70% de los casos, la disfunción eréctil tiene su origen en problemas fisiológicos, ya que puede surgir como consecuencia de enfermedades como la Diabetes, Esclerosis múltiple, Ateroesclerosis o por padecimientos renales. Otras causas son la cirugía de próstata que puede generar daños a los nervios relacionados con la erección, así como el uso de medicamentos antidepresivos y tranquilizantes y una drástica reducción en la producción de la hormona masculina: la testosterona.
La disfunción eréctil también puede tener causas psicológicas como el estrés, la ansiedad, sentimientos de culpa, depresión, baja autoestima e incluso el temor a fallar en las relaciones sexuales. Entre los estudios a realizar para determinar la causa de la disfunción eréctil, figuran exámenes de sangre para determinar los niveles de testosterona y prolactina en la sangre, lo que indicaría un problema de tipo endocrino. También se realiza la cavernografía de infusión dinámica, que consiste en provocar una erección mediante el uso de fármacos, a fin de determinar la capacidad de almacenamiento de la sangre, otro recurso útil para el diagnóstico son las ecografías para determinar el funcionamiento de venas y arterias de ese órgano, así como también el monitoreo de las erecciones que ocurren durante el sueño
Por tratarse de una enfermedad con serias repercusiones en la autoestima, la falta de atención médica puede agudizar seriamente este padecimiento, al generar nuevas presiones de tipo psicológico sobre el paciente.
Pese a este riesgo, se estima que menos del 10% de los afectados por la disfunción eréctil, busca ayuda especializada.
Hoy en día existe una gran variedad de tratamientos para la disfunción eréctil, uno de los más eficaces es el uso de medicamentos, que permiten recuperar la función sexual a través de pastillas por vía oral, las inyecciones de medicamentos directamente en el pene a fin de relajar los músculos lisos y permitir la erección y el uso de dispositivos de vacío que consisten en la colocación de un cilindro de plástico que crea un vacío permitiendo el flujo de sangre hacia el pene.
Un tratamiento más son los implantes, ya sea hidráulicos o plásticos inflables que se colocan en el interior del órgano a fin de permitir la erección y controlarla más fácilmente.
Asimismo existe la cirugía vascular que permite reparar las arterias dañadas o ligar o extirpar aquellas que ocasionan un drenaje excesivo de sangre.
Si la causa es de tipo psicológico, es necesario acudir a terapia con un especialista en salud mental.