Mejorar la vida sexual de las mujeres podría ser una simple cuestión de fe. Un placebo sin ningún efecto concreto es suficiente para que las mujeres mejoren diversos síntomas relacionados con la insatisfacción sexual, como las pocas ganas de hacer el amor.
A dichas conclusiones llegó un estudio  a cargo de la Dra. Cindy M Meston, de  la Universidad de Texas en Austin, EUA, publicado en la revista médica Journal of Sexual Medicine. Para la Dra. Meston y su equipo, la investigación sugiere que tomar una medida sencilla o sentir más esperanza en torno a su sexualidad es suficiente para mejorar la satisfacción de las mujeres.
Las disfunciones sexuales ocurren cuando una persona no logra disfrutar la actividad sexual en alguna de sus etapas. Este problema puede desarrollarse en cualquier etapa de la vida y puede tener un origen psicológico, físico o de ambos.
La Dra. Meston aclaró que medir la satisfacción sexual es muy difícil ya que se basa en las apreciaciones propias de cada mujer. En ese sentido, comenta que la disfunción sexual es, de alguna manera, lo que una mujer dice que es. Si ella percibe que tiene un bajo deseo sexual o dificultades para conseguir un orgasmo, entonces eso es lo que se toma en cuenta.
Como parte de su investigación los autores trabajaron con 50 mujeres que tenían relaciones estables y comprometidas, muchas de ellas incluso estaban casadas. Todas las voluntarias tomaron un placebo durante tres meses y completaron un cuestionario sobre los síntomas de insatisfacción sexual.
La Dra. Meston subrayó que un tercio de las mujeres que participaron en el estudio experimentaron marcadas mejoras en su vida sexual, especialmente un aumento en el deseo y la libido.
La autora dijo que una disminución en el deseo sexual de las mujeres es normal en las en relaciones largas. Explicó que las voluntarias que mejoraron sus síntomas probablemente sintieron esperanzas de mejorar su vida sexual o el incremento en los encuentros sexuales con sus parejas potenciaron la intimidad entre los dos.
La disfunción sexual femenina (DSF) comprende cuatro problemas sexuales comunes de las mujeres:
  • Deseo sexual bajo o rechazo total (trastorno del deseo sexual).
  • Dificultad para excitarse (trastorno de la excitación sexual).
  • Dolor durante la relación sexual (trastorno del dolor sexual o dispareunia).
  • Problemas para tener un orgasmo (ausencia de orgasmo o anorgasmia).
Aunque algunos de estos problemas pueden presentarse temprano en la vida, también les suceden a mujeres que anteriormente tenían una vida sexual totalmente placentera. Muchos de estos problemas tienen que ver con problemas psicológicos. El estrés, las preocupaciones,  ansiedad, depresión, baja autoestima, conflictos de pareja o traumas del pasado, pueden interferir con la sexualidad de la mujer y ocasionar la disfunción sexual femenina.
Para que el cuerpo de la mujer esté dispuesto para la relación sexual y pueda disfrutarla, su mente también debe estar dispuesta. Y si no lo está, si tiene la cabeza en otro pensamiento o está angustiada, todo va a ser más difícil: no se va a excitar de la misma manera, es probable que ni siquiera sienta deseos por su pareja, no lubrique adecuadamente y le puede doler la penetración o, lo que le sucede a muchas mujeres, no logra tener un orgasmo.
Pero las causas no sólo están en su mente. Varios estudios recientes confirman que muchos problemas sexuales también tienen causas físicas, ya sea pequeñas complicaciones de salud o enfermedades crónicas, como:
  • Cambios hormonales relacionados con la menopausia. Antes y durante la menopausia, el cuerpo de la mujer sufre transformaciones hormonales importantes y deja de producir estrógenos. Eso puede reducir el deseo sexual y provocar resequedad vaginal.
  • Irritación vaginal. Puede ser causada por falta de lubricación, alguna infección o por reacciones alérgicas al material de ciertos anticonceptivos como condones, espermicidas, diafragma o el dispositivo intrauterino (DIU).
  • Infecciones en la vagina o en las vías urinarias.
  • Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS).
  • Vaginismo. Cuando contrae involuntariamente los músculos de la vagina impidiendo la penetración. Esta puede deberse a miedos, traumas sexuales del pasado o tensión.
  • Medicamentos. Antihistamínicos, antihipertensivos (para bajar la presión arterial), antidepresivos o tratamientos de quimioterapia pueden reducir el deseo sexual de la mujer y su lubricación vaginal, o incluso impedir que alcance un orgasmo.
  • Enfermedades. Diabetes, artritis o trastornos neurológicos degenerativos como la esclerosis múltiple, pueden provocar provocar disfunción sexual femenina.
  • Abuso del alcohol y drogas ilícitas.