1. Yoga. Definición
El término ‘yoga’, etimológicamente, significa ‘unión’.
Esta ‘unión’ implica, por una parte, unión interna o propia donde cuerpo, mente y emociones estén integrados, y por otra, unión con todo nuestro entorno (familia, amistades y, por extensión, con todo el universo o vida).
El estado de yoga es aquel en el cual el hombre está unido a la esencia de sí mismo.
La técnica del yoga es una disciplina mediante la cual el hombre se esfuerza por llegar al estado de yoga. Es un conjunto de disciplinas o prácticas físico-mentales, gracias a las cuales se puede armonizar, purificar y desarrollar todo el campo de energías del organismo físico, produciendo con ello una mejor salud, un estado de tranquilidad, una serenidad mental y una capacidad mayor de control de la mente.
El yoga no es hacer acrobacias, ni una dura disciplina física. Es, sobre todo, una mirada y una manera diferente de tratar el cuerpo. Colaboramos con él, no luchamos contra él ni lo forzamos. Las técnicas más usuales y conocidas son las respiraciones, las posturas y la relajación, técnicas todas ellas al alcance de todos aquellos que quieren dedicarse al conocimiento de sí mismos, creando la armonía entre la mente y el cuerpo, fuente real de la salud y la realización.
Las clases de yoga son fundamentalmente prácticas. Generalmente se piensa que los ejercicios de yoga son de difícil ejecución, pero es una idea equivocada. Desde una concepción yóguica no se trata de realizar las prácticas en una actitud competitiva (ni con los demás ni con uno mismo), sino que se trata de adecuarlas a las limitaciones físicas de cada uno.
2. Yoga y Esclerosis Múltiple
El yoga es un tesoro inapreciable para la prevención y mejora de la salud integral de la persona. En el caso concreto de la EM, son muchos los beneficios que se pueden obtener y hay estudios científicos que lo demuestran.
El yoga potencia aquellas carencias que a veces acompañan a esta enfermedad: equilibrio, firmeza, vitalidad, flexibilidad, fuerza, resistencia, capacidad para concentrarse, buena salud mental y física, y ante todo una actitud de serenidad ante la vida.
Nos exige también ser responsables, pues sabe que nuestra vida es un acto creativo, en el que nuestra respuesta ante ella o su omisión, condicionan sus resultados, sus vivencias.
Una atenta mirada al cuerpo (a su postura, a sus sensaciones, a la respiración) es la base sobre la que se apoya dicho sistema. Tomar conciencia de nuestra fisicidad, de que somos organismos vivos, y por lo tanto en constante transformación, y no sólo mentes pensantes. Esta parte sólida de nuestro ser es la tierra, la base, sobre la que construir nuestra personalidad. Esa mirada hacia el cuerpo, hacia dentro, hace que por sí mismo, y obviamente, con nuestra participación, el cuerpo busque su propio equilibrio y su centramiento.
Todos los ejercicios de yoga benefician al sistema nervioso. Las posturas o asanas movilizan la columna, eje central de nuestro cuerpo, favoreciendo la correcta alineación de sus vertebras, por cuyo eje central pasa el sistema nervioso y desde donde se irradia hacia los órganos y miembros. Una columna flexible es un cuerpo joven.
La respiración y la relajación voluntaria y consciente son ámbas técnicas inmejorables para relajar y calmar el sistema nervioso, el cuerpo y la mente de todo estrés o perturbación cotidiana.
3. Asanas. Posturas
Las asanas son el aspecto del Hatha Yoga (yoga físico) que más se ha difundido en Occidente, y abundan las escuelas donde se enseñan.
Devuelven la flexibilidad a la columna vertebral, verdadero eje vital, calman los nervios sobreexcitados, relajan y fortalecen los músculos, vivifican los órganos y los centros nerviosos, y nos equilibran y enraizan sobre la tierra.
Su objetivo es mantener y mejorar la capacidad funcional del cuerpo.
Las asanas son un medio para potenciar la integración del cuerpo-mente.
Cada asana tiene un efecto global y repercute positivamente en todos los sistemas del organismo físico, la estructura energética, el estado emocional y en la mente. Es importante ser muy cuidadoso y no violentar ni forzar el cuerpo.
Tenemos que tratar nuestro cuerpo con amor. Una actitud cariñosa hará brotar la comprensión de sus posibilidades y limitaciones y la reconciliación con su realidad actual. Nos permitirá conocer la forma más adecuada de colaborar a que se regularicen todas sus funciones vitales y a desarrollar armoniosamente
todas sus potencialidades.
PREPARACIÓN PARA LAS ASANAS
Antes de empezar es necesario que se comprenda bien el espíritu del yoga y la forma de abordarlo.
- En el plano mental:
Del espíritu de competición frente a sí mismo o frente a los demás.
Saber aceptar las dificultades sin juzgarse y, sobre todo, no llegar hasta el dolor agudo durante las posturas.
Evitar la dispersión mental. Para conseguirlo, centra tu atención en lo que estás haciendo.
- En el plano físico:
No hacer asanas (posturas) mientras tiene lugar la digestión, y verse libre de necesidades naturales.
Practicar en un lugar tranquilo, bien aireado, pero cálido.
No practicar nunca sobre una superficie blanda, hacerlo sobre una manta, moqueta,etc.
Permanecer con los ojos cerrados, y si no es posible, semicerrados, sin dispersión visual.
Concederle tanta importancia a la respiración como a la postura.
Hacerlas lentamente (no pensar por tanto en gimnasia).
No tener prisa por cambiar de postura, por el contrario, encadenar éstas como en una película lenta.
Terminar siempre con una relajación.
4. Pranayama. Control de la respiración
La práctica del yoga comienza con la respiración. En la respiración está la clave de la vida. El ser humano inicia su existencia con una primera inspiración y la termina con una última exhalación. La función respiratoria acontecida día y noche a lo largo de la vida, siendo el soporte fisiológico y energético de todas las demás funciones, de toda la actividad-pasividad de nuestro cuerpo-mente.
La respiración marca toda nuestra existencia, es lo más primario, lo más elemental.
A partir de ella nos nutrimos, desarrollamos manifestamos. Al ser la función más básica es también la más determinante y la que más directamente condiciona nuestras vivencias de todo tipo. Puede afirmarse que,
según sea la calidad de nuestra respiración, así será la calidad de nuestra vida.
Los yoguis estudiaron a fondo el proceso respiratorio y, comprendiendo el fenómeno en toda su amplitud, desarrollaron unos métodos respiratorios que permiten sacar el máximo provecho de esta función vital.
El primer objetivo en la práctica del yoga es recuperar la respiración natural, armoniosa y libre que frecuentemente se deteriora por la aparición de bloqueos funcionales en el aparato respiratorio. Los bloqueos surgen principalmente por acumulación de tensiones físicas, las emociones negativas o la actividad descontrolada de los pensamientos.
Recuperar la respiración natural no consiste en intentar cambiar nuestros patrones respiratorios, sino más bien en dejar y permitir que la propia fuerza respiratoria se manifieste libremente.
Como primer paso, es esencial comprender el mecanismo respiratorio, y para ello lo más adecuado es adoptar una actitud de espectador, ser un espectador, es decir, ser un observador pasivo del flujo respiratorio. No hay que intentar hacer nada, sino dejar hacer, dejar que los pulmones, el cuerpo, respire por sí mismo.
Nuestro cuerpo sabe respirar perfectamente según la necesidad de cada momento. A través de la observación pasiva de la respiración podemos vivenciar conscientemente el proceso, y obtener una experiencia directa que nos permite reconocer los cauces naturales que debe seguir el proceso respiratorio.
Proporciona oxígeno y energía a cada célula, purifica el organismo y expulsa las toxinas.
La influencia de la respiración en el sistema circulatorio y nervioso es algo fácilmente experimentable. Es, además, el único órgano sobre el que tenemos control directo, pero a través de él podemos influir en el resto del organismo de forma positiva y benéfica.
La respiración es una función polar, es decir, que consta de dos fases: la inspiración y la exhalación. Es asimismo nuestro contacto más directo con el entorno. Esto hace que la respiración sea algo (mucho) más que tomar y soltar el aire. Es la interacción con nuestro medio, es nuestra capacidad de acceder, de participar de la vida y también de fluir, de confiar en ella.
5. Relajación
La sesión de asanas concluye con la práctica de la relajación completa por un periodo de diez a quince minutos, aunque si se desea puede prolongarse el tiempo que se considere oportuno.
La relajación consciente produce un profundo descanso físico-mental y da la oportunidad al organismo de asimilar adecuadamente los efectos benéficos generados por los asanas. También puede practicarse la relajación independientemente de los asanas, en cualquier momento del día que se necesite recuperar energía, descansar o tranquilizarse.
El proceso de relajación no requiere ningún esfuerzo, es más bien todo lo contrario, un gesto o un acto de confianza y abandono. Sucede lo mismo que con el sueño; si nos esforzamos en dormir lo más seguro es que no lo consigamos. En cambio, cuando nos despreocupamos, el sueño aparece espontáneamente.
Durante la relajación nos limitamos a vivir conscientemente el cuerpo, permitiendo que los mecanismos de la distensión se pongan en marcha por sí mismos. Un elemento fundamental que impulsa todo el proceso es la respiración consciente, lenta, natural.
Aprender a descansar, a soltar las tensiones diarias, es dar al organismo la oportunidad de regenerarse y revitalizarse. La relajación profunda y consciente constituye una de las aportaciones más importantes del yoga, ya que unos minutos de relajación equivalen a varias horas de sueño.
Antes de comenzar, asegúrate de que no serás interrumpido durante la práctica.
La temperatura de la habitación debe ser agradable. Si fuera algo fresca tendrás que cubrirte con una manta ligera, pues durante la relajación suele descender un poco la temperatura corporal y podrías sentir frio. Deja la habitación en penumbra.
LA TENSIÓN DE LA VIDA MODERNA
El hombre de nuestras ciudades modernas, empujado por la urgencia de las crecientes necesidades y por la compleja estructura de nuestra sociedad occidental, se ve obligado a dar más de sí a cada momento, a vivir cada vez más deprisa, a sacar rendimiento, a producir y abarcar más y más, dejando a un lado la necesidad de descansar, de distenderse, de equilibrar su ritmo de vida.
Aumenta así la velocidad de acción y la rapidez de reacción, pero lo que gana en rapidez lo pierde en profundidad y lo que aumenta en acción lo disminuye en descanso.
CONSECUENCIAS DE LA FALTA DE DESCANSO
He aquí alguna de ellas:
1. Impide o dificulta el sueño eficazmente reparador.
2. Altera la salud, favoreciendo en especial los trastornos nerviosos, las enfermedades orgánicas de tipo
funcional (la clásica úlcera de estómago, trastornos cardíacos y respiratorios, etc.), y predispone a los
accidentes y traumatismos.
3. Aumenta la urgencia del descanso y disminuye el rendimiento en general.
4. Aumenta las tensiones emocionales, dando por resultado un aumento de los estados psíquicos negativos: irritabilidad, inseguridad, miedo, inestabilidad, resentimiento, agresividad, etc., dificultando, por
consiguiente, el poder establecer armónico contacto social y correctas relaciones humanas.
5. Aumenta la inquietud de la mente y disminuye su capacidad de rendimiento, produciendo como consecuencia: agitación, incapacidad de concentrarse, de profundizar. Favorece eventualmente la eclosión de ideas obsesivas, fobias, filias, etc.
6. Disminuye la eficacia de la voluntad, por lo que a pesar del mucho esfuerzo no consigue superar las
propias dificultades.
7. Dificulta la productividad psíquica de orden superior: reflexión serena y profunda, creación artística e intelectual, investigación, etc.
8. Dificulta el desarrollo de una fecunda vida espiritual.
RELAJACIÓN GENERAL CONSCIENTE
Toda contracción muscular, sea consciente o inconsciente, es un gasto de energía. Por consiguiente, toda contracción muscular que no responda a una finalidad útil significa una pérdida inútil de energía.
Toda la vida nos estamos entrenando para la acción correcta. Bueno será, pues, que también nos entrenemos para una relajación correcta.
Es un hecho admitido por la moderna psicofisiología que toda tensión emocional se traduce en una contracción muscular. Y que toda represión psíquica mantenida dentro de la mente se expresa en el organismo en forma de una contractura muscular permanente.
Esta contractura muscular, que por ser habitual pasa casi siempre inadvertida, produce inevitablemente una alteración más o menos grave de las funciones fisiológicas: respiración, digestión, eliminación, equilibrio endocrino, metabolismo, circulación, etc. Los conflictos psíquicos se expresan así a través
del cuerpo, lo mismo que se expresan a través de la mente, perturbando su funcionamiento normal.
Mediante la relajación muscular consciente se consigue deshacer todas estas contracturas, aún las inconscientes, de modo lento pero seguro. Y al mismo tiempo que se van soltando estas contracturas van desapareciendo a su vez las correspondientes tensiones emocionales, y los incesantes problemas
que alteraban la mente pierden ahora, en su mayor parte, toda su urgencia e importancia.
El cuerpo recobra el normal funcionamiento; la salud en general mejora notablemente gracias a una mayor producción de energia y a su mejor circulación por todo el organismo.
La relajación general consciente se convierte en uno de los medios más eficaces para el cultivo de la vida interior, considerada ésta como la contraparte viva y fecunda de la vida exterior.
6. Consideraciones finales
El yoga es una vía de conocimiento clara y asequible a las necesidades y posibilidades del hombre moderno, y habría que erradicar definitivamente los conceptos limitados y erróneos que tienen algunas personas mal informadas de que el yoga es algún tipo de faquirismo o proeza física, y que es un producto típicamente oriental para orientales.
Nada más lejos de la realidad, eso sería como decir que la electricidad es un invento occidental y no tiene aplicación en oriente. El yoga es una ciencia universal patrimonio de toda la humanidad.
La experiencia demuestra que es igualmente útil y aplicable en cualquier lugar del planeta.
Al yoga llegan personas con expectativas distintas. Mientras que para unos puede convertirse en el medio de obtener relajación, descanso y equilibrio, para otros es la forma de desarrollar su mente y su capacidad de concentración. Para las personas con EM, es una terapia complementaria.
Muchos se acercan al yoga buscando la forma de conocerse mejor a sí mismos y aprovechar más eficazmente su potencial.
El objetivo lo marca el propio practicante y el yoga nunca pide creer en nada, salvo lo que uno experimente por sí mismo.
Existen muchos libros hoy en día que nos muestran lo que es el yoga, no obstante, es aconsejable que empieces con algún instructor que te oriente en tus primeros pasos.
El término ‘yoga’, etimológicamente, significa ‘unión’.
Esta ‘unión’ implica, por una parte, unión interna o propia donde cuerpo, mente y emociones estén integrados, y por otra, unión con todo nuestro entorno (familia, amistades y, por extensión, con todo el universo o vida).
El estado de yoga es aquel en el cual el hombre está unido a la esencia de sí mismo.
La técnica del yoga es una disciplina mediante la cual el hombre se esfuerza por llegar al estado de yoga. Es un conjunto de disciplinas o prácticas físico-mentales, gracias a las cuales se puede armonizar, purificar y desarrollar todo el campo de energías del organismo físico, produciendo con ello una mejor salud, un estado de tranquilidad, una serenidad mental y una capacidad mayor de control de la mente.
El yoga no es hacer acrobacias, ni una dura disciplina física. Es, sobre todo, una mirada y una manera diferente de tratar el cuerpo. Colaboramos con él, no luchamos contra él ni lo forzamos. Las técnicas más usuales y conocidas son las respiraciones, las posturas y la relajación, técnicas todas ellas al alcance de todos aquellos que quieren dedicarse al conocimiento de sí mismos, creando la armonía entre la mente y el cuerpo, fuente real de la salud y la realización.
Las clases de yoga son fundamentalmente prácticas. Generalmente se piensa que los ejercicios de yoga son de difícil ejecución, pero es una idea equivocada. Desde una concepción yóguica no se trata de realizar las prácticas en una actitud competitiva (ni con los demás ni con uno mismo), sino que se trata de adecuarlas a las limitaciones físicas de cada uno.
2. Yoga y Esclerosis Múltiple
El yoga es un tesoro inapreciable para la prevención y mejora de la salud integral de la persona. En el caso concreto de la EM, son muchos los beneficios que se pueden obtener y hay estudios científicos que lo demuestran.
El yoga potencia aquellas carencias que a veces acompañan a esta enfermedad: equilibrio, firmeza, vitalidad, flexibilidad, fuerza, resistencia, capacidad para concentrarse, buena salud mental y física, y ante todo una actitud de serenidad ante la vida.
Nos exige también ser responsables, pues sabe que nuestra vida es un acto creativo, en el que nuestra respuesta ante ella o su omisión, condicionan sus resultados, sus vivencias.
Una atenta mirada al cuerpo (a su postura, a sus sensaciones, a la respiración) es la base sobre la que se apoya dicho sistema. Tomar conciencia de nuestra fisicidad, de que somos organismos vivos, y por lo tanto en constante transformación, y no sólo mentes pensantes. Esta parte sólida de nuestro ser es la tierra, la base, sobre la que construir nuestra personalidad. Esa mirada hacia el cuerpo, hacia dentro, hace que por sí mismo, y obviamente, con nuestra participación, el cuerpo busque su propio equilibrio y su centramiento.
Todos los ejercicios de yoga benefician al sistema nervioso. Las posturas o asanas movilizan la columna, eje central de nuestro cuerpo, favoreciendo la correcta alineación de sus vertebras, por cuyo eje central pasa el sistema nervioso y desde donde se irradia hacia los órganos y miembros. Una columna flexible es un cuerpo joven.
La respiración y la relajación voluntaria y consciente son ámbas técnicas inmejorables para relajar y calmar el sistema nervioso, el cuerpo y la mente de todo estrés o perturbación cotidiana.
3. Asanas. Posturas
Las asanas son el aspecto del Hatha Yoga (yoga físico) que más se ha difundido en Occidente, y abundan las escuelas donde se enseñan.
Devuelven la flexibilidad a la columna vertebral, verdadero eje vital, calman los nervios sobreexcitados, relajan y fortalecen los músculos, vivifican los órganos y los centros nerviosos, y nos equilibran y enraizan sobre la tierra.
Su objetivo es mantener y mejorar la capacidad funcional del cuerpo.
Las asanas son un medio para potenciar la integración del cuerpo-mente.
Cada asana tiene un efecto global y repercute positivamente en todos los sistemas del organismo físico, la estructura energética, el estado emocional y en la mente. Es importante ser muy cuidadoso y no violentar ni forzar el cuerpo.
Tenemos que tratar nuestro cuerpo con amor. Una actitud cariñosa hará brotar la comprensión de sus posibilidades y limitaciones y la reconciliación con su realidad actual. Nos permitirá conocer la forma más adecuada de colaborar a que se regularicen todas sus funciones vitales y a desarrollar armoniosamente
todas sus potencialidades.
PREPARACIÓN PARA LAS ASANAS
Antes de empezar es necesario que se comprenda bien el espíritu del yoga y la forma de abordarlo.
- En el plano mental:
- En el plano físico:
4. Pranayama. Control de la respiración
La práctica del yoga comienza con la respiración. En la respiración está la clave de la vida. El ser humano inicia su existencia con una primera inspiración y la termina con una última exhalación. La función respiratoria acontecida día y noche a lo largo de la vida, siendo el soporte fisiológico y energético de todas las demás funciones, de toda la actividad-pasividad de nuestro cuerpo-mente.
La respiración marca toda nuestra existencia, es lo más primario, lo más elemental.
A partir de ella nos nutrimos, desarrollamos manifestamos. Al ser la función más básica es también la más determinante y la que más directamente condiciona nuestras vivencias de todo tipo. Puede afirmarse que,
según sea la calidad de nuestra respiración, así será la calidad de nuestra vida.
Los yoguis estudiaron a fondo el proceso respiratorio y, comprendiendo el fenómeno en toda su amplitud, desarrollaron unos métodos respiratorios que permiten sacar el máximo provecho de esta función vital.
El primer objetivo en la práctica del yoga es recuperar la respiración natural, armoniosa y libre que frecuentemente se deteriora por la aparición de bloqueos funcionales en el aparato respiratorio. Los bloqueos surgen principalmente por acumulación de tensiones físicas, las emociones negativas o la actividad descontrolada de los pensamientos.
Recuperar la respiración natural no consiste en intentar cambiar nuestros patrones respiratorios, sino más bien en dejar y permitir que la propia fuerza respiratoria se manifieste libremente.
Como primer paso, es esencial comprender el mecanismo respiratorio, y para ello lo más adecuado es adoptar una actitud de espectador, ser un espectador, es decir, ser un observador pasivo del flujo respiratorio. No hay que intentar hacer nada, sino dejar hacer, dejar que los pulmones, el cuerpo, respire por sí mismo.
Nuestro cuerpo sabe respirar perfectamente según la necesidad de cada momento. A través de la observación pasiva de la respiración podemos vivenciar conscientemente el proceso, y obtener una experiencia directa que nos permite reconocer los cauces naturales que debe seguir el proceso respiratorio.
Proporciona oxígeno y energía a cada célula, purifica el organismo y expulsa las toxinas.
La influencia de la respiración en el sistema circulatorio y nervioso es algo fácilmente experimentable. Es, además, el único órgano sobre el que tenemos control directo, pero a través de él podemos influir en el resto del organismo de forma positiva y benéfica.
La respiración es una función polar, es decir, que consta de dos fases: la inspiración y la exhalación. Es asimismo nuestro contacto más directo con el entorno. Esto hace que la respiración sea algo (mucho) más que tomar y soltar el aire. Es la interacción con nuestro medio, es nuestra capacidad de acceder, de participar de la vida y también de fluir, de confiar en ella.
5. Relajación
La sesión de asanas concluye con la práctica de la relajación completa por un periodo de diez a quince minutos, aunque si se desea puede prolongarse el tiempo que se considere oportuno.
La relajación consciente produce un profundo descanso físico-mental y da la oportunidad al organismo de asimilar adecuadamente los efectos benéficos generados por los asanas. También puede practicarse la relajación independientemente de los asanas, en cualquier momento del día que se necesite recuperar energía, descansar o tranquilizarse.
El proceso de relajación no requiere ningún esfuerzo, es más bien todo lo contrario, un gesto o un acto de confianza y abandono. Sucede lo mismo que con el sueño; si nos esforzamos en dormir lo más seguro es que no lo consigamos. En cambio, cuando nos despreocupamos, el sueño aparece espontáneamente.
Durante la relajación nos limitamos a vivir conscientemente el cuerpo, permitiendo que los mecanismos de la distensión se pongan en marcha por sí mismos. Un elemento fundamental que impulsa todo el proceso es la respiración consciente, lenta, natural.
Aprender a descansar, a soltar las tensiones diarias, es dar al organismo la oportunidad de regenerarse y revitalizarse. La relajación profunda y consciente constituye una de las aportaciones más importantes del yoga, ya que unos minutos de relajación equivalen a varias horas de sueño.
Antes de comenzar, asegúrate de que no serás interrumpido durante la práctica.
La temperatura de la habitación debe ser agradable. Si fuera algo fresca tendrás que cubrirte con una manta ligera, pues durante la relajación suele descender un poco la temperatura corporal y podrías sentir frio. Deja la habitación en penumbra.
LA TENSIÓN DE LA VIDA MODERNA
El hombre de nuestras ciudades modernas, empujado por la urgencia de las crecientes necesidades y por la compleja estructura de nuestra sociedad occidental, se ve obligado a dar más de sí a cada momento, a vivir cada vez más deprisa, a sacar rendimiento, a producir y abarcar más y más, dejando a un lado la necesidad de descansar, de distenderse, de equilibrar su ritmo de vida.
Aumenta así la velocidad de acción y la rapidez de reacción, pero lo que gana en rapidez lo pierde en profundidad y lo que aumenta en acción lo disminuye en descanso.
CONSECUENCIAS DE LA FALTA DE DESCANSO
He aquí alguna de ellas:
1. Impide o dificulta el sueño eficazmente reparador.
2. Altera la salud, favoreciendo en especial los trastornos nerviosos, las enfermedades orgánicas de tipo
funcional (la clásica úlcera de estómago, trastornos cardíacos y respiratorios, etc.), y predispone a los
accidentes y traumatismos.
3. Aumenta la urgencia del descanso y disminuye el rendimiento en general.
4. Aumenta las tensiones emocionales, dando por resultado un aumento de los estados psíquicos negativos: irritabilidad, inseguridad, miedo, inestabilidad, resentimiento, agresividad, etc., dificultando, por
consiguiente, el poder establecer armónico contacto social y correctas relaciones humanas.
5. Aumenta la inquietud de la mente y disminuye su capacidad de rendimiento, produciendo como consecuencia: agitación, incapacidad de concentrarse, de profundizar. Favorece eventualmente la eclosión de ideas obsesivas, fobias, filias, etc.
6. Disminuye la eficacia de la voluntad, por lo que a pesar del mucho esfuerzo no consigue superar las
propias dificultades.
7. Dificulta la productividad psíquica de orden superior: reflexión serena y profunda, creación artística e intelectual, investigación, etc.
8. Dificulta el desarrollo de una fecunda vida espiritual.
RELAJACIÓN GENERAL CONSCIENTE
Toda contracción muscular, sea consciente o inconsciente, es un gasto de energía. Por consiguiente, toda contracción muscular que no responda a una finalidad útil significa una pérdida inútil de energía.
Toda la vida nos estamos entrenando para la acción correcta. Bueno será, pues, que también nos entrenemos para una relajación correcta.
Es un hecho admitido por la moderna psicofisiología que toda tensión emocional se traduce en una contracción muscular. Y que toda represión psíquica mantenida dentro de la mente se expresa en el organismo en forma de una contractura muscular permanente.
Esta contractura muscular, que por ser habitual pasa casi siempre inadvertida, produce inevitablemente una alteración más o menos grave de las funciones fisiológicas: respiración, digestión, eliminación, equilibrio endocrino, metabolismo, circulación, etc. Los conflictos psíquicos se expresan así a través
del cuerpo, lo mismo que se expresan a través de la mente, perturbando su funcionamiento normal.
Mediante la relajación muscular consciente se consigue deshacer todas estas contracturas, aún las inconscientes, de modo lento pero seguro. Y al mismo tiempo que se van soltando estas contracturas van desapareciendo a su vez las correspondientes tensiones emocionales, y los incesantes problemas
que alteraban la mente pierden ahora, en su mayor parte, toda su urgencia e importancia.
El cuerpo recobra el normal funcionamiento; la salud en general mejora notablemente gracias a una mayor producción de energia y a su mejor circulación por todo el organismo.
La relajación general consciente se convierte en uno de los medios más eficaces para el cultivo de la vida interior, considerada ésta como la contraparte viva y fecunda de la vida exterior.
6. Consideraciones finales
El yoga es una vía de conocimiento clara y asequible a las necesidades y posibilidades del hombre moderno, y habría que erradicar definitivamente los conceptos limitados y erróneos que tienen algunas personas mal informadas de que el yoga es algún tipo de faquirismo o proeza física, y que es un producto típicamente oriental para orientales.
Nada más lejos de la realidad, eso sería como decir que la electricidad es un invento occidental y no tiene aplicación en oriente. El yoga es una ciencia universal patrimonio de toda la humanidad.
La experiencia demuestra que es igualmente útil y aplicable en cualquier lugar del planeta.
Al yoga llegan personas con expectativas distintas. Mientras que para unos puede convertirse en el medio de obtener relajación, descanso y equilibrio, para otros es la forma de desarrollar su mente y su capacidad de concentración. Para las personas con EM, es una terapia complementaria.
Muchos se acercan al yoga buscando la forma de conocerse mejor a sí mismos y aprovechar más eficazmente su potencial.
El objetivo lo marca el propio practicante y el yoga nunca pide creer en nada, salvo lo que uno experimente por sí mismo.
Existen muchos libros hoy en día que nos muestran lo que es el yoga, no obstante, es aconsejable que empieces con algún instructor que te oriente en tus primeros pasos.
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